Bitácora

Alma Dulce, pasteles personalizados y horneados con amor

Anna Barrera es repostera y creadora de Alma Dulce, una pastelería francesa de cocina oculta que ofrece postres y pasteles personalizados, hechos con amor.

La pasión de Anna por la pastelería surgió a los siete años, edad en la que recibió de manos de su madre un pastel recién horneado para su fiesta de cumpleaños. Ella lo recuerda como el pastel más grande y delicioso que jamás había visto: el sabor de esta celebración permanece intacto en su memoria.

Veinte años después, la nostalgia de Anna por su cumpleaños número siete se materializó en Alma Dulce, una pastelería que a raíz de la pandemia opera como una cocina oculta, y que ofrece postres y pasteles personalizados, bajo pedido.

“Todo empezó porque… ¡soy muy tragona! No siempre me gustaba lo que cocinaba mi mamá, y tuve que aprender a preparar lo que me daban ganas de comer. Con el tiempo decidí entrar a una escuela de Artes y Oficios y, finalmente, el hobby se convirtió en una gran pasión y decidí estudiar gastronomía en el Claustro de Sor Juana”, platicó Anna Barrera, en entrevista con Culinaria Mexicana.

Anna asegura que la primera vez que tuvo una clase de pastelería se dio cuenta que podía jugar con el sabor y los colores, una fusión de dos de sus pasiones. “Me gusta mucho dibujar, me gustan los colores, y con los pasteles puedes trabajar con ambos y, además, añadir colores, texturas, formas y armonías. ¡Qué mejor si además de verse bonito, sabe bien!”.

“Involucra más que solo cocinar”

Alma Dulce es una pastelería que nació como resultado de años de trabajo; entre las principales dificultades, asegura la repostera, está crear un concepto con identidad propia, enfrentar trámites legales, la prueba y error y, sobre todo, conocer a tu posible consumidor.

“Cuando perdí mi antiguo trabajo, practicaba en casa mis pasteles, se los regalaba a mis amigos y vecinos, y les preguntaba en qué podía mejorar; después, trabajé en una empresa de eventos y banquetes, y cuando descubrí que tenía talento, mi familia me propuso la posibilidad de trabajar en mi propia marca ‘tú tienes tus ahorros, y nosotros te podemos ayudar’, y fue así como nació Alma Dulce».

Por lo que el oficio demanda, Anna trabaja de 10 a 14 horas al día de lunes a sábado, pero lo hace con entusiasmo, pues para ella lo más satisfactorio es ver la cara de un cliente feliz.

Entre los favoritos destaca el Ópera, un pastel rectangular compuesto por tres capas de bizcocho; bañado con jarabe de café; relleno de crema de mantequilla de café y ganache de chocolate; la invención de éste data de 1955, cuando Cyriaque Gavillon buscó la forma de crear un postre con capas −todas visibles− que revelara el sabor del pastel entero con un solo bocado.

Además, también se elaboran profiteroles, una pequeña bola de pasta choux −que puede ser salada o dulce− cocida y rellena.

“Tenemos especial cuidado con este producto, porque la gente los ve como un producto cualquiera, pero a nosotros nos importa que quede bonito, abombado, y con una crema pastelera bien cuidada; es necesario utilizar leche entera y no leche vegetal, y tener un control de los huevos que se deben agregar”, explicó.

Anna Barrera, creadora de Alma Dulce/Fotografía cortesía de Daniela Estrada

Frente a frente con el comensal

Barrera asegura que, entre otras dificultades, está la de satisfacer los gustos de los comensales con productos nuevos, ya que “a mucha gente le cuesta trabajo probar cosas diferentes”.

En la aventura, una de las creaciones de autor fue un pastel de betabel elaborado con jugo de betabel, queso de cabra, bizcocho y betabeles con frambuesa.

“Cuando tú ofrecías un pastel de betabel la reacción de la gente era negativa; ponían más cara de rechazo que de asombro, entonces tuvimos que volver a la pastelería clásica: lo que me recuerde a mi casa, lo que me recuerde a la abuela. La gente a veces no se anima a probar cosas nuevas”.

“No te quedes con ganas de intentarlo”

Anna aconseja a los jóvenes con deseos de emprender que “no se queden con las ganas de ver qué pasa, que no se queden con las ganas de intentarlo”, pues la satisfacción de abrir tu propio negocio, con una profesión que te apasiona, es mucho mayor que el fracaso.

“Somos muchas las personas que nos dedicamos a este oficio, le metemos mucho corazón, sueños, ganas, es una lucha de cada mañana; competimos contra los grandes, pero es muy bonito tener también a nuestros propios clientes y poder compartir nuestras vivencias”.

“Yo aconsejaría a las personas que quieren emprender que lo peor que puede pasar es que, el día que no vendas, y después de agotar todos los recursos, cierres. Verás que te vas a sentir satisfecho y lo puedes volver a intentar; al final, vas a aprender de todo eso de lo que no sabías”, concluyó.

Por el momento, la tienda de Alma Dulce ubicada en la colonia Verónica Anzures, continúa con las puertas cerradas; sin embargo, para ordenar es necesario enviar un mensaje directo a su página de Instagram o a través del Whatsapp: 5564339447

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