Bitácora

Estas 9 frutas son 100% mexicanas: ¿cuáles has probado?

La generosa naturaleza de nuestro país es de admirar. Por ello, conservamos estas frutas mexicanas desde hace miles de años.

Podemos encontrar la grandeza de México en la gastronomía, entre ella, en sus frutas. Arqueología Mexicana, la revista coeditada por la Editorial Raíces y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), compartió distintas frutas provenientes de nuestro país. ¡Te platicamos acerca de ellas!

El célebre aguacate

Se trata de uno de unas de las frutas mexicanas más queridas alrededor del mundo. El aguacate o ahuacatl fue una de las primeras plantas cultivadas en Mesoamérica. Inclusive se dice que se encontraron ejemplares en las cuevas de Tehuacán, Puebla de 7200 a.C.

Su nombre proviene del náhuatl “ahuactl”, que significa “testículos del árbol”. Este tesoro nacional es conocido como un árbol con fruto comestible que pertenece a la familia Lauraceae y cuyas propiedades nutricionales son altamente benéficas para la salud.

Al igual que muchos de nuestros frutos, el aguacate fue introducido al mundo por los españoles durante la época de La Colonia. Actualmente, es altamente conocido y apreciado alrededor del mundo gracias a su amplia variedad de creaciones culinarias e incluso, para productos de belleza y manufactura.

El jocote, nuestra «ciruela amarilla»

El jocote, también conocido como “obo”; “xocote”; “ciruela de hueso” o “cocota”, es un fruto que crece principalmente en los estados de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Chiapas, Campeche y Yucatán.

En México, la palabra “jocote” deriva del náhuatl xocotl, que significa “fruta”. El árbol jocote llega a medir hasta 8 metros de altura y pertenece a la familia de los Anacardiaceae. Se encuentra extendida por el continente americano, sin embargo, el jocote es de origen mesoamericano. Actualmente, se consume principalmente en fresco, dulce, en guisados o bebidas. Incluso, estas frutas mexicanas se pueden utilizar medicinalmente para aliviar la dermatitis ocasionada por piquetes de insecto.

La dulce guayaba

Originaria de Mesoamérica, algunos opinan que su nombre proviene de la lengua caribe, otros afirman que procede de la palabra náhuatl cuayahua; cuáhuitl, árbol y tlacoyahuam, descortezado.  Durante La Conquista, escritos relatan la impresión inicial que causó en los europeos el descubrimiento de algunos frutos; entre ellos, la guayaba. Durante el siglo XVI se escribieron distintos libros sobre las maravillosas y exóticas cosas del Nuevo Mundo.

Por ejemplo, en los escritos de fray Pedro Mártir de Anglería (1451-1526) se relataba lo siguiente: “Hay unas manzanas olorosas, desconocidas por nosotros, de sabor agridulce y muy útiles a propósito para contener las diarreas. No son menores que una naranja o membrillo y las llaman guayabas”, extraído de “El oro verde de América” por Arqueología Mexicana.

Actualmente, esta fruta milenaria se encuentra en la mesa de muchos mexicanos y sobre todo, en recetas y platillos alrededor del mundo.

El chicozapote

De acuerdo con el Museo Nacional de las Culturas del Mundo el origen del chicozapote se sitúa en el sur de México y América Central. Posteriormente, fue llevado a las Antillas y ha tenido gran popularidad en distintos países asiáticos.

Este fruto proviene del árbol de nombre científico “Manilkara zapota”, conocido como “árbol del chicle”. Así como otras frutas, el chicozapote es originario de Mesoamérica y fue llevado por los españoles a las Filipinas y después, a Malasia.

Mamey, el oro rojo mexicano

El origen de esta deliciosa fruta se ubica en Mesoamérica y se encuentra de forma silvestre durante todo el año en los estados de Veracruz, Chiapas y Tabasco. El mamey es una gran alternativa energñetica debido a su alto contenido en fibra; grasa; hierro; calcio; sodio; proteína; potasio y carbohidratos.

A la semilla del mamey se le llama “pixtle” y su nombre proviene del náhuatl pitztli, que significa hueso o semilla. Ésta se puede cocinar en diversas preparaciones, un ejemplo es en Puebla, en donde se hierve, ahúma y se corta en trozos para preparar enchiladas o pixtamales. Su versatilidad le permite ser utilizado para distintas preparaciones; desde helados, dulces y licuados, hasta simplemente comerlo fresco.

Fotografía tomada de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural

La tuna

La tuna es un fruto de origen mesoamericano, el cual cuenta con más de 80 variedades diferentes. Proveniente de las cactáceas, la tuna fue de gran relevancia que incluso algunos grupos se establecieron alrededor de las nopaleras para alimentarse de ellas cuando había escasez de productos.

Esta deliciosa fruta aporta vitaminas; minerales y proteínas; es saludable; cuenta con excelentes propiedades para la digestión y se usa como remedio para distintas enfermedades. Los estados que generan un mayor volumen de esta fruta mexicana son Puebla, Zacatecas y Estado de México.

La exótica pitahaya

A pesar de ser cultivada en Vietnam, el origen de la pitahaya es mexicano. Incluso, las primeras plantaciones se dieron al sur del país. Poco a poco se encontraron más de su especie al sur y centro de América, hasta llegar al continente asiático durante el siglo XIX.

En México esta fruta crece bajo el calor de las zonas tropicales de los estados de Guerrero, Puebla, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán. También, las culturas prehispánicas celebran su cosecha con la preparación de una bebida llamada colonche; jugo de la pulpa de tunas y pitahayas fermentadas al sol en ollas de barro.

Además, esta bebida fue utilizada con fines curativos para tratar la tuberculosis y problemas pulmonares. Sin embargo, durante La Conquista, la pitahaya se producía con el fin de obtener un colorante rojo.

El capulín

Los españoles la llamaban “la cereza de los indios” debido a su aspecto. De acuerdo con el Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana de Ricardo Muñoz Zurita, los capulines son frutas de diferentes familias pero con similitudes. Se caracteriza por ser un fruto pequeño de intenso color rojizo o hasta negro.

La especie más popular se llama Prunus serotina, misma que se da en varias regiones del país. El sabor y las características de esta fruta dependerán del lugar en donde se consuma. Por ejemplo, existen las variedades Ardisia compressa; Eugenia acapulcensis; Prunus serotina; Clidemia petiolaris; entre otras que se encuentran alrededor de México.

El nanche

Una de las frutas mexicanas favoritas de muchos es el nanche o nance. Es un fruto de color amarillo que se consume cuando está maduro, su sabor es agridulce y es característico por tener un fuerte aroma. Su distribución se realiza desde México hasta Panamá y es una especie originaria de Mesoamérica.

Asimismo, su árbol comienza a florecer en abril y produce alrededor de 2 mil a 4 mil frutos por cosecha. Al ser un fruto de temporada, éste solo se encuentra en los meses de abril a finales de mayo o junio. Los principales estados productores son Guerrero, Nayarit y Michoacán.

De distintos sabores, colores y texturas, los frutos mexicanos son un gran ejemplo de la amplia diversidad de productos que tenemos en nuestro país. Llenémonos de orgullo; apoyemos a los productores e investigadores y compartamos el conocimiento de estas frutas ancestrales.

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