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Cinco cantinas históricas de la Ciudad de México

Las cantinas de la Ciudad de México son espacios donde convergen alegrías, discusiones e historias de vida. A estos lugares históricos se viene a comer y beber al tenor de la música de boleros o de mariachis, según sea el caso.

Por Evelyn Castro

En palabras del escritor y poeta Salvador Novo, “las cantinas son sitios para el buen beber tanto para las personas ricas como para la bohemia limpia, que gusta de mojar la palabra con el vino”. Estos lugares nacieron en la época de don Porfirio Díaz como sucesores de las clásicas vinaterías.

Las primeras cantinas de la Ciudad de México se popularizaron como salones limpios donde el cantinero, vestido de blanco, repartía bebidas detrás de una sonrisa amable. Los comensales eran atendidos por meseros que ofrecían mezclas que, con el tiempo, se popularizaron como cocteles.

Políticos, deportistas, figuras literarias y el mundo de la farándula desfilaban por estos lugares históricos de la capital. Algunas de estas cantinas continúan con las puertas abiertas y, aunque su popularidad ya no es la misma, todavía es común encontrar a clientes frecuentes, trabajadores y turistas que acuden con la esperanza de llevarse un pedacito de México.

Cinco cantinas que vale la pena visitar

Reconocidas por su historia, acontecimientos populares o su decoración, te presentamos cinco cantinas de la Ciudad de México que vale la pena visitar:

La Única de Guerrero

La Única de Guerrero es una cantina histórica fundada el 11 de diciembre de 1933, en el corazón de la colonia Guerrero, en la Ciudad de México. En la planta baja, la U de G ofrece sus servicios de cantina, mientras que, en el primer piso, se adaptó un restaurante donde también son bienvenidos los niños en el área de juegos infantiles.

Los fines de semana hay música en vivo en los dos pisos: mariachis, solitas, duetos, tríos y grupos de rock invitan a los asistentes a lucir sus mejores pasos en la pista de baile.

“En la U de G encuentras buen ambiente, limpieza, comida deliciosa y excelente atención por parte del personal. Además de tener buena música, tenemos bebidas genuinas y puedes traer a tus hijos a los juegos”, cuenta el dueño actual, Francisco Suárez.

En la cantina -que nació como un pequeño espacio de cinco metros y actualmente mide 500- puedes encontrar platillos variados para todo tipo de gustos. Las especialidades son el cabrito al horno; el molcajete con arrachera, chistorra, queso, nopales y cebollitas, y la parrillada con milanesa, pollo, criadillas y riñones.

“La gente que viene ya no solo llega a tomar, también llega a comer, escuchar música y a divertirse. El tiempo nos ha adaptado a la modernidad y hemos logrado satisfacer las necesidades de los clientes: si no te adaptas, te mueres”, agrega Pancho en entrevista a Culinaria Mexicana.

Además de recibir a famosos como Carmen Salinas, Héctor Lechuga y el futbolista Enrique “El Ojitos” Meza, la U de G fue escenario de películas como Nosotros los Nobles y Qué Poco Padre.

La Ópera

Este lugar abrió sus puertas como cantina en 1876, ya que anteriormente ofrecía sus servicios como un café de lujo. Decorado con una elegante barra y gabinetes hechos de nogal, La Ópera es popularmente conocida por la historia en la que Francisco Villa disparó una bala al techo para llamar la atención de los comensales.

Hoy en día los curiosos se detienen a ver el orificio que causó la supuesta bala de Villa en el techo. En sus 144 años de vida han acudido un sinfín de personalidades, entre ellas, el pintor colombiano Fernando Botero, quien festejó su cumpleaños número 80 (abril del 2012), en el lugar.

La Ópera ha logrado adaptarse a la modernidad, sin dejar de lado la historia: actualmente funciona como un restaurante al que la gente acude a pedir sus bebidas favoritas acompañadas de platillos como los caracoles en salsa de chipotle; las enchiladas suizas o de mole, y el chile en nogada, en temporada.

El Gallo de Oro

Una de las primeras cantinas de la Ciudad de México es El Gallo de Oro. Inaugurada en 1874, en la calle Venustiano Carranza, número 35, este lugar se modernizó a su decoración actual en los años 70, fecha en la que se buscó igualar el estilo de un pub inglés.

El Gallo de Oro era una de las cantinas favoritas de los escritores y periodistas. En este sitio era común encontrar a Guillermo Prieto, Justo Sierra, Juan de Dios Peza, Manuel M Flores e Ignacio Ramírez. Los fines de semana los comensales disfrutan de platillos típicos de cantina como pancita, salpicón, riñones y arroz. Una de las bebidas insignia es la Minyula a la veracruzana hecha con hierbabuena, azúcar, fernet, vodka, ginebra, ron y jerez.

El Tenampa

Música de mariachi, comida mexicana y tradición: así se vive el Tenampa, una cantina fundada en 1925 en el corazón de la Plaza Garibaldi, en la Ciudad de México.

El Tenampa ha sido inspiración de versos y canciones. José Alfredo Jiménez, Chabela Vargas, Pedro Infante, Luis Miguel, y el diseñador Óscar de la Renta son algunas de las personalidades que han disfrutado del ambiente festivo de esta cantina histórica.

Es común que al lugar acudan mariachis a complacer los gustos musicales de los clientes quienes, rodeados de murales y pinturas de personajes icónicos mexicanos, entonan más de una canción para entrar en ambiente. Disfruta de parrilladas, sopes, guacamole y especialidades jaliscienses, acompañadas de la bebida de tu preferencia.

La Faena

Ubicada en el número 49 de la calle Venustiano Carranza, La Faena es una cantina fundada en 1954 cuya historia gira en torno a los toreros. En lo largo y ancho de sus paredes se pueden apreciar sofisticados trajes de torero, oleos que reviven las escenas taurinas y mosaicos de talavera.

En este “museo” taurino se sirven toda clase de bebidas clásicas acompañadas de comida de cantina como el caldo de camarón, sopa azteca o quesadillas de papa. De fondo, suena la rockola con todo tipo de música y en fines de semana, hay grupos en vivo.  

Las cantinas de la capital han logrado adaptarse a los cambios, sin perder la esencia. Visitarlas es conocer la historia de la Ciudad de México, en palabras de quienes dedican su vida al servicio y la hospitalidad.

Apoya a tus cantinas favoritas de la Ciudad de México en la nueva normalidad, y no olvides llevar a cabo todas las medidas de higiene y sanidad recomendadas por las autoridades, para evitar la propagación del Covid-19.

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